Norelys Terán es una mujer colombiana que le tocó devolverse a su país ante la difícil situación económica que existe en Venezuela. Junto a ella se vino su hijo, de 17 años, quien sufre de un tumor maligno cerca de la garganta y en el vecino país no hallaba ni los medicamentos necesarios para tratarlo.

El adolescente se encuentra desde hace dos meses internado en el Hospital Niño Jesus de Barranquilla a la espera que las autoridades de salud, Defensoría del Pueblo y demás entes de control la ayuden para que el menor pueda ser sometido a un examen para poder iniciar las quimioterapias.   

“Tenemos ya dos meses en el Hospital Niño Jesús. Hemos corrido con la suerte que los médicos de acá nos han colaborado al hacernos una biopsia, pero la Secretaría de Salud ha hecho caso omiso y ya yo no hallo dónde ir. He ido a la Defensoría del Pueblo y nada”, dijo Norelys.

De forma desesperada pidió una ayuda para que su hijo pueda recibir el tratamiento adecuado para su enfermedad.

“Vengo desplazada del vecino país. Allá era Defensora de Derechos Humanos en Venezuela. Estoy aquí sola con mi hijo luchando. Necesito ayuda de alguien, no de dinero sino para que a mi hijo lo trasladen a una clínica de mayor complejidad y se le hagan valer su derecho. Se le está violando su derecho a la vida”, precisó.

Indicó lo que necesita con mayor urgencia para que a su hijo no se le deteriore más su estado de salud.

“El tumor le va creciendo día por día. Requiere ahorita un examen que vale como cinco millones, pero a los doctores solo le están cobrando el contraste de 2 millones 600 tras haber tocado puertas. El examen deben hacerlo para poder hacerle las quimioterapias. Ahora está sufriendo de fiebre y dolores. Él no amerita estar en este hospital porque no está a ese nivel para poder atenderlo. A los doctores se le sale de la mano muchas cosas”, puntualizó la desesperada madre.